sábado, 7 de octubre de 2006

Etapa 22 - Villafranca de El Bierzo - Ruitelán

Coincidí con la chica catalana toda la etapa, de hecho llegamos a alcanzar a las otras dos chicas madrileñas antes de hacer el primer alto. Así formamos un grupillo con un chico mexicano que luego se adelantó y anduvimos juntos todo el día. Me vino muy bien encontrar a estas chicas, ya no sólo por la buena compañía, sino porque ellas no andaban tan deprisa como los canarios y así podía forzarme a hacer etapas cortas y esperar a Pascualín y Gonzalo.


Sonsoles es la chica que vive en Santa Eugenia, es amiga de Joana, que es la otra chica que vive en Madrid, aunque es vasca. Esther es la chica catalana, son las tres muy simpáticas y enseguida hicimos todos muy buenas migas.


La etapa discurría paralela a la carretera al principio, y ya se empezaba a notar que el fin de El Bierzo estaba bastante cerca. El paisaje era una pasada, aunque la autopista circulaba por un puente altísimo que afeaba de forma muy importante el paisaje. Aún así todos los pueblos por los que pasamos fueron muy bonitos, así hasta que llegamos a Ruitelán, donde acabamos la etapa a la hora de comer. El albergue estaba muy bonito, muy tradicional, aunque los baños estaban totalmente reformados y eran ideales. Nos pusieron en el ático que era muy bonito, con todas las literas colocadas y con muebles en madera.



Comimos en Las Herrerías, el siguiente pueblo, un menú por 10€ en el restaurante El Paraíso. Mari Carmen, una gallega, nos acompañó en la comida, que por cierto fue muy buena y abundante, y disfrutamos todos de una muy agradable conversación contando anécdotas.


Paco, el hospitalero del albergue de Ruitelán es un hombre super amable y atento, y con su simpatía se encargó de tenernos la ropa limpia y seca. La pena fue que no quedó sitio para la gran cena que preparaban por seis euros, aunque nos tomamos unos bocadillos en un bar, viendo perder a España frente a Austria, son unos mantas...


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