domingo, 8 de octubre de 2006

Etapa 23 - Ruitelán - Fonfría

Efectivamente, la ropa estuvo limpia y seca por la mañana, Paco es un tío excepcional. El desayuno fue abundante y rico, por 3€ más. Y al grupo se nos unió Óscar, el hermano de Sonsoles, hicimos los cinco la etapa juntos, muy tranquilos afrontamos la dura subida a El Cebreiro, en el fondo es una subida dura, pero se hizo bastante agradable.



Desayunamos en La Faba y la pena fue que tuvimos una niebla muy espesa durante toda la subida. Después de entrar en Galicia la niebla fue a menos y al llegar a El Cebreiro conseguimos ver el increíble paisaje que hay desde allí.




El Cebreiro es una pasada de lugar, da la sensación de que es un lugar mágico, de duendes. Todos los edificios son de piedra, todos los lugares tienen algo de mágico allí. No vi el Santo Grial porque había misa en la iglesia, pero sí conseguí el sello, que es precioso, un recibimiento por todo lo alto para entrar en Galicia.




Comimos en Hospital, en el mesón O Tear por 8,5€ un menú regular, donde la camarera no paró de dar golpes en la mesa a cada botella que traía. La pena de esta bella etapa fue la tormenta que nos cogió antes de llegar al Alto de Poio, que nos empapó, aunque luego el albergue de Fonfría mereció mucho la pena, porque es muy bonito. Cuesta 7€, está todo por dentro forrado de madera e incluso las camas son de madera.




La cena fue en el restaurante El Acebo, un restaurante que estaba cerca del albergue donde nos comimos unos bocadillos todos. Con eso recuperamos las fuerzas que perdimos en la tormenta que nos pilló en los últimos cinco kilómetros antes de llegar al albergue, y hablamos con un hombre que se había ido a hacer una casa a Manjarín, el pueblo que estaba en ruinas en lo alto de la Cruz de Hierro. La gente por estos sitios rebosa simpatía sin pedir nada a cambio; "no debería haber fronteras en este mundo", decía.


Al final de la noche jugamos una partida de dominó Joana, Óscar y yo, y estuvo muy entretenida. De hecho perdió Óscar, y la remontada fue muy divertida, estuvimos a punto de apostar que quien perdiese hiciese las mochilas de los demás al día siguiente...

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