lunes, 9 de octubre de 2006

Etapa 24 - Fonfría - Sarria

No desayunamos en el albergue, de hecho la etapa se hizo muy sencillita y la bajada no fue tan dura como otras. Desayunamos en el mesón Betularia de Biduedo y no paramos hasta llegar a Fuela, el único pueblo gallego que ofrecía algún servicio del aluvión de pueblos fantasma que se nos vino encima. La verdad es que comimos bien, en la casa de Franco, por 9€.





El dueño de Casa de Franco es una de esas personas del camino que te llena por tener algo que no sabes qué es, pero que sabes que puedes aprender de ellos. Se le veía una persona descansada, sin más preocupaciones que atender a sus peregrinos y que salgan con un buen sabor de boca. Lo más impactante que nos dijo de una larga conversación que mantuvimos con él fue un consejo que nos dio, nos dijo que planificáramos nuestro tiempo y nuestra vida, por fracciones, y que nunca nos asustásemos de los fracasos, sino que aprendiésemos. "Si tú planificas tu tiempo para hacer una cosa en una parte del día, y eres capaz de hacerlo en menos tiempo, no metas más cosas en ese tiempo, mejor disfrútalo".



Llegamos al albergue en un momento, con la fuerza que nos dio el vino. Del mogollón de albergues que hay en Sarria, decidimos ir a Los Blasones, el albergue de Tita, que es una mujer encantadora y nos atendió muy bien. Nos metimos los cinco (Esther, Joana, Sonsoles, Óscar y yo) en una habitación muy acogedora de tres literas donde pasamos la noche. Los baños estaban muy bien, muy cuidados, lavadora y secadora, y unas instalaciones preciosas en una casa rehabilitada. Todo sería así de bonito si no fuese porque al subirme en la cama alta de la litera el suelo se perdió bajo mis ojos y mi cama cayó sobre la cama de abajo, en la que estaba la pobre Sonsoles. Gracias a que ella consiguió apartarse a toda velocidad y yo logré quedarme en equilibrio en lo alto para no caer sobre ella, todo quedó en un susto. Tita nos pidió después muchas disculpas, y nos dijo que no nos preocupásemos por la litera. Cenamos en el bar de al lado, un plato combinado con un delicioso vino de la zona. La mujer se negó a traerle casera a Joana: "si lo vais a mezclar con casera os traigo un vino corrientito, el de la casa no".

1 comentario:

Luis Fernando dijo...

Que buena la foto de la concha, jejejeje. Soy descendiente de gallego y desde niño he ido muchisimas veces, he visitado varios paises y diferentes zonas, y puedo decir con propiedad que la gente en Galicia es de otro nivel, nunca vi tanta hospitalidad como la que brinda un Gallego