lunes, 2 de octubre de 2006

Etapa 17 - León - Hospital de Órbigo

Salí de León tarde, pues el albergue de León tampoco tenía hora de salida por la mañana. A la salida de León está el hospital de peregrinos de San Marcos, que es bonito aunque sólo queda ya la fachada puesto que ahora es un parador. Y después de eso empieza una sucesión de grandes barrios a las afueras de León, sitios que no dicen nada al caminante y que no queda más remedio que atravesar.



Comí en Villar de Mazarife, pues elegí la ruta que, aunque más larga, discurría por pueblos más bonitos y evitaba la carretera nacional. Me da igual hacer unos pocos kilómetros más con tal de no parecer un estorbo por el andadero de la carretera.


En Villar de Mazarife parece que hay una guerra entre albergues, con carteles exactamente iguales con diferentes nombres, incluso con uno en frente de otro. Comí un menú en uno de los albergues, en Casa Pepe, bueno y abundante por nueve euros.

En el camino que une Villar de Mazarife con Villamanta encontré las mejores moras que he comido en todo el camino. Y cuando estaba comiendo unas cuantas me sorprendió un rebaño "no muy grande", según el pastor, de unas 440 ovejas. Me dijo que si prefería uvas en lugar de moras podía enseñarme un lugar donde coger uvas silvestres que no dañara ningún cultivo. Cogí unos cuantos racimos, los lavé en la fuente de Villamanta y me los comí en un banco, refugiado, mientras veía si llovía o no.


Entrando ya en Puente de Órbigo entablé conversación con un aburrido hombre de unos setenta u ochenta años que estaba en su finca, con muchas ganas de hablar. Me dijo que no entendía cómo podíamos hacer tantos kilómetros para peregrinar a Santiago, y que él no lo haría ni por un millón de euros. Le dije que mucha gente lo hacía por fe, y él me dijo que para Santiago era lo mismo que rezarle una oración. Le dije que Santiago cumplía a todo peregrino que fuese a Santiago lo que le pidiese, y él me respondió muy rotundo que no, que eso no era posible, incluso llegó explicarme muy bien cómo eso era imposible y cómo la peregrinación no tenía sentido desde ese punto de vista. Si eso fue una prueba de fe no sirvió de nada, pues seguí y sigo creyendo que Santiago me hará realidad mi sueño, sigo creyendo en él... Me despedí del hombre y me dijo que tuviese buen viaje, que pasito a pasito se llegaba lejos, o lo que decía Benedo; varios logros pequeños suman una gran victoria.




Llegué tardísimo a Hospital de Órbigo, de hecho el albergue San Miguel estaba lleno y tuve que quedarme en el parroquial, que era "demasiado austero", aunque en aquel momento apliqué la regla peregrina de agradecer y no exigir y me quedé. Al día siguiente mi cuerpo estaba lleno de picaduras de aquel lugar, está claro que quejarse es muy fácil cuando no estás organizando algo, pero después de eso... creo que es un albergue a evitar.

3 comentarios:

Sintetica dijo...

Me gusta mucho leer sobre tu experiencia de este verano. Gracias por compartirla.

Noto que el blog mejoraría si incluyeras un mapa de cada etapa.

Saludos

luigi dijo...

Hombre, el albergue es austero pero tiene su encanto!

Anónimo dijo...

Es una gran idea reflejar el camino en un blog. Enhorabuena.

El albergue parroquial de Hospital de Órbigo ha experimentado una profunda reforma y ahora une al encanto unas instalaciones actualizadas.

Por si quieres visitar su página: www.alberguehospitaldeorbigo.org