domingo, 1 de octubre de 2006

Etapa 16 - Reliegos - León

Una etapa que en principio iba a ser corta, pero al final se convertía en mediana. Desde Reliegos hasta León son casi 25 kilómetros, pero mereció mucho la pena.

Mansilla de las Mulas es bastante bonito, aunque su albergue sea peor que el de Reliegos, creo que debería haber pasado la noche allí para visitar la ciudad, vi la muralla y el santuario de la virgen del Camino, y tras desayunar allí seguí el camino con Apolonio, Steve, Evelyn y las chicas austriacas que nunca llegué a saber cómo se llamaban, pues no hablaban ni una palabra de español y un raro inglés.


Todos los pueblos antes de llegar a León son, con en el resto de grandes ciudades anteriores, ciudades dormitorio en miniatura en los que no se encuentran más que servicios, así que pasamos rápido hasta llegar a mediodía al albergue de León, al municipal que era el único que estaba abierto, porque el de las monjas estaba tratando de exterminar una plaga de chinches. De hecho vimos a algún compañero con un montón de picaduras de estos bichos, suerte tuve yo de no acabar como ellos.

El albergue de León estaba muy bien, moderno y sin hora de cierre, para visitar la ciudad sin agobios. Lo primero que hice fue ir a ver la Catedral, es una pasada de bonita, enorme, y la plaza que la rodea es genial para poder verla por todos sus costados sin problemas. Por dentro impresiona mucho más, no está en tan buenas condiciones como la de Burgos, pero es una pasada. Las vidrieras son sin duda lo mejor que tiene, aunque el día no era propicio para ver la iluminación, pues estaba nublado, era muy bonito. Eché de menos dos cosas, la primera fue a alguna persona que me explicase lo que estaba viendo o me dijese alguna forma de conseguir una guía, la catedral parecía una plaza; no había nadie responsable, incluso la gente hacía fotos con flash. La segunda cosa que eché de menos fue algo que no fueran vidrieras, quitando el techado, la catedral queda pobre. Por eso me gustó más de la Burgos, pero es cierto que ésta es una de las catedrales más bonitas que he visto nunca.



Después de estar cerca de una hora dando vueltas por la catedral, fui a ver la plaza de Santo Domingo y la plaza de San Isidoro con su correspondiente iglesia. Muy bonita, y sobre todo muy curioso lo bajo que es el techo en los confesionarios. Era el último día de fiestas de León, y por eso había un mercadillo medieval que cruzaba muchas calles del centro. Era muy bonito, y muy realista, con un forzudo echando pan al horno, con burros cargando con niños y una noria activada con la fuerza de los pedales de un pobre hombre. Me comí un enrejado de chocolate que estaba riquísimo.


También gracias a que eran las fiestas encontré el edificio de Gaudí abierto al público, por una exposición de la historia de la música leonesa. La exposición era lo de menos, lo más bonito era el edificio, sobre todo por fuera, muy diferente al edificio de Gaudí en Barcelona.



Y ya por último fui a visitar el palacio, con una exposición floral muy bonita en su interior. La verdad es que León es una ciudad muy bonita y muy acogedora para el peregrino, la verdad es que esperaba que fuese más grande e impersonal, sin embargo no nos costó nada encontrarnos por sus calles a Steve, Evelyn y a mí para cenar con Luís, el chico gallego que conocí el día que pasé por Burgos. Nos fuimos los cuatro al barrio húmedo y nos tomamos unas tapas, todo muy barato comparado con Madrid.


1 comentario:

Luis Fernando dijo...

Pues muy bien, pensaba que Leon no tenia nada que ofrecer, pero veo que si tiene